jueves, 9 de junio de 2016

Le cadavre - exquis



En una misma sala, dos cuerpos se encuentran. Oscuridad y nada más.
Casi sin mirarse, como dos amantes en la lejanía, dialogan.

I V
"La muñeca abrió los ojos"dice,
sucedió como con Moisés
            el mar se fraccionó a la mitad
y todo fue
             una completa inundación
              de sangre.

I D
Espesa ribera en la que se hundía, la muñeca de blanca tela con cicatrices desapercibidas. Algunas de ellas se abrieron y de su boca cocida un jadeo rasgó; se escuchaba, en el rojo, su lamento ahogado.

II V
¿La escuchás?
       los pájaros caen mustios
las raíces se ennegrecen
          son sus ojos,
al paso ajetreado de su nupcia musical

II D
Las voces arrastradas por los años perforaban su inocencia trazada. Trinos furiosos restallaban los pájaros, que allí al fondo se dirigían, donde la nada acompaña siempre como todo calmo; si entrecerraba los ojos podía verse en alguno de ellos.

III V
A paso ominoso
              ella iba
mientras las voces arañaban sus tobillos 
de porcelana
     la noche era
su oreja 
engulléndolas

III D
Temía el negro y su inexpresiva integridad, abrazaba el gris fracturado que la dividía con él. El oído agudizar fue para la muñeca de porcelana arrepentimiento después; un aullido despertó no muy lejos.

IV V
Ojos inquisitivos
        imploraban
                  misericordia
mas ella
                  tintineando
derramaba vino en sus heridas

IV D
Callar es inteligente decisión, cuando dulce el viento sopla.
Rugir es ineludible reacción ante las brasas que el diablo teje.
Fue ella Virgilio y Dante, ensuciando sus pies con cada paso indeciso. Delante allí la oscuridad se ofrecía; temía el abrir de su pupila


V V
Con impetuosa curiosidad
detrás de un árbol
           ella observaba
su campana resonó
     -era hora del sacrilegio-

V D
Algunos resonares, comprendió la muñeca herida, sólo sirven para alas desprender. Y arte es, oh, el rojo allí en el emplumado albo, cayendo en alguna bota desgastada y tintineando como la campanilla en habitación rosa abandonada

VI V

Los triciclos de la infancia
       chirriaban en su mediodía.

La muñeca
             desposeída
                          veía uñas caer

VI D
Hurgó detrás del espejo, de sus falsas carnes y cicatrices abiertas. Mientras los nenes reían chillidos que para ella sólo dolor auguraba, podía divisar el vino que vertió reptando su mejilla

VII V
Con ademanes medievales
rasgó su vestido
              y quebró sus costillas
vidrios acaramelados se teñían de bordó

VII D
El cristal en color bañado es mentiroso vacío juguetón; lo entendió aquella vez en que logró verse al fin sin tempestades en el medio. Picoteaba alguna golondrina contaminada (el petróleo caía por su pierna en espiral bailarina)

VIII V
En espiral el líquido áureo
- alrededor de sus pechos -
                caía
mirada asexuada hacia él
       "Dios es padre"
     escribió en carmesí.

Tres campanas eclesiásticas sonaron.

VIII D
Con las campanas caen los ladridos guturales; lobos se encaminaban hacia el hueco retumbante.
Con cada paso proferido el silencio se atenuaba (podían escuchar las respiraciones de sus hermanos, pausadas y amenazantes, conscientes con vaguedad del peligro que se ceñía al horizonte).
Huellas prolijas dejaron.
Un plomizo guiaba la manada

IX V
Cuervos graznaban
                    mientras él
abría la puerta
                   y la muñeca
su porcelana rasgaba.
  
Dios avanzaba.

IX D
"Tenés feos dientes", acarició su voz, con imposible tersura, "mas tus ojos son lindo fuego. Sin embargo no crepitan para mí".
Crujían los pasos determinados del erguido señor

X V
     Inmutable su boca sonrosada
  embestía contra la virilidad santa.

La oscuridad la paría
                 sus ojos metamorfoseaban

X D
Era tan lindo su tambaleante pelo hundido en placeres indecibles de dioses quizá no ahogados del todo. Se preguntó en baja voz, casi al oído propio, si el infierno ardería así

XI V
Coro de ángeles en excelso orgasmo
         se mantenían de pie,
                 mientras que
                                      veían
                                              a la niña 
                                                            caer


XI D
Pero, pajarita de flacas alas, caer no machaca necesariamente.
Allí sus brazos se abrieron alegres.
Allí su boca se hundía en poemas del habla fugitivos

XII V
Tintineaba su voz
                            otra vez
alunizada estaba
   Los ángeles levantan los vestigios del vino

XII D
Lo curioso de la sangre ofrecida, recordó no supo de dónde, era hasta dónde se vierte la propia

XIII V
El vino se derrama en su seno virginal.

           La oscuridad se masturba.


XIII D
Bebió de aquella uva que sabor paraíso le dejó al final; cuando arqueó la espalda supo que había arrojado luz sin proponérselo realmente.
Y es que a tientas el ciego sólo camina con las manos hacia adelante.
Y es que el que bebe pretende más que el paladar vestir

XIV V
Engendrado en ella estaba
     la criatura perversa.

XIV D
Con la oreja contra su vientre oyó su necesidad asfixiada; buscó en sus ojos temiendo hallarlos consumidos. Bailó en la oscuridad el brillo inconfundible

XV V
Con miedo tanteó el rostro de su padre
          "Dios ha muerto"
         dijo en tono alemán

XV D
Nunca lo fui, parecía murmurar la descomposición.
Una mosca se detuvo en aquel ojo dulzón

XVI V
Con tristeza miró su vientre en forma de pecera
presionó sus costillas rotas hasta  llegar a su útero

La criatura aulló
   Aumentó la presión.

XVI D
Como muros, crueles, fríos, implacables así, avanzando de todas direcciones y encerrándome ineludible; pude contar acá el ombligo el aire besando como antes no pudo.
Me pregunté si lo valoraba.
La respuesta no me importaba en realidad

XVII V
Las piernas le temblaban
mientras abortaba la perversión.

XVII D
Y la luz sofocaba fuerte la angustia inaguantable ya.
¿Fue ese un crujido mío?
Creo en algún bosque haberlo divisado también

XVIII V
La porcelana se quebró.
La luz se apagó.
      "Al final,
caer muerto no es tan fácil"
pensó

XVIII D
Porque no había solitario lugar, donde de lombrices no se supiese y el único bicho molesto fuesen los años puñales.
Cerrar los ojos y...
¿Había oscuridad, en fin?

XIX V
Ir hasta el fondo,
                        no más.

XIX  D
Difícil distinguir el suelo de abrazo hambriento y la inexistencia aguda.
Una asfixia por su aspereza adaptable.
La otra, por la tajante verdad
como aquella aguja que hundió en suave carne

XX V
Tiempo inexpungable.
  Dos cadáveres yacen,
                como pareja de fariseos
en el mar de Moisés.
 

domingo, 15 de noviembre de 2015

Cuando se bajaron del tren ella le preguntó cuál era la dirección de su casa, él se la dio y expresó su duda sobre si la volvería a ver. Ella dijo que no.
Una implacable ausencia ocuparía el sitio que Nina nunca ocupó, que no debía ni quería ocupar (que incluso ya estaba reservado sin siquiera saberlo). No debía importarle porque no la conocía, sólo la había visto unos segundos y nada más.
Y ella no se enamoraba desde hace rato.
Sin embargo, cuando llegó a su casa se dispuso a escribirle una carta que luego enviaría a su dirección.
"No más melancolía ni poesía de estación.
Sos más que rutina y monotonía pero te dejás consumir por eso.
Si vas a dormir en el sillón que sea por un buen motivo y si tenés que irte, también.
Yo también me voy, siempre me voy. No encajo en ningún diagrama.
Acordate de la ruptura.
Besos,
Nina."

jueves, 24 de septiembre de 2015

Ya había algo raro en el aire, lo percibí mientras caminaba para mis clases de violín. Era ese viento que hacía temblar los árboles, que arrastraba las hojas hacia un precipicio, que sacudía las antenas de los autos y  enmarañaba el cabello con una avidez temerosa.
Era ese viento mensajero de malos augurios el que me avisaba entre siseos ásperos que estaba por morir.
Estaba por morir. Sí.
Y realmente no me importaba.
Podría haber sido el sol, la luna u otra cosa lo que me percatara de mi desfallecimiento, sin embargo fue el viento. Será, quizás, que siempre me enamoro de lo pasajero y alguien deseó que mi muerte fuese igual de efímera, pulcra, como un corte rápido en el tobillo (de esos que sangran después).

Tarde

"A veces escribo sobre cosas que no valen la pena" así empecé diciendo, pero después pensé "no valdrá la pena pero sí las palabras". Y acá estoy, llenándote de letras.
Podría hablar de tu postura desgarbada, de lo bien que te queda ese cigarrillo en la boca, de esos ademanes soberbios (y un tanto divertidos) que hacés cuando alguien contradice tu discurso. Podría mencionar que caminás con altanería cuando sabés que te estoy mirando y agachás la cabeza cuando creés que no te observo.
Te gusta impresionar, te gusta sentirte inteligente. Necesitás demostrarlo. También necesitás tener el control de todo, de las personas, de mí. Nunca pedís, siempre demandás.
Tengo la obligación de escribir de tus expresivos ojos color oro, lo firme que es tu mano en mi cintura o tu boca en mi cuello. También de lo angelical que parecés estando dormido, encerrándome torpemente entre tus brazos  e intentando resguardarme entre espasmos oníricos.
Y lo más lindo: la manera en la que me tocás. Llegás a mí a través de las palabras.

¿Llegaste bien a casa?

Dejo el vaso medio vacío sobre la mesa, muerdo mi labio inferior que todavía tiene gusto a vino tinto. Me pregunto si lo que me mantiene inquieta es lo que significó en contraposición a lo que yo puedo significar. Si es que soy alguien. Si es que algo de sentido me queda (o si existe el sentido independientemente).
Quizás nunca signifiqué nada fuera de mi círculo. Cuando yo armé mi mundo ya había gente dentro, después de eso, ¿alguien más ingresó? ¿alguien más se quedó? qué estúpida por no llevar un registro.
Cuesta dejarme conocer y no sé si eso me alegra o a caso, me asusta.  También cuesta que alguien me importe y que me empatice (como dice Pessoa: "sentí demasiado como para seguir sintiendo").
Me moví incluso cuando estaba estancada y soñé incluso cuando tenía insomnio. Odio la metafísica y a veces no hago más que seguirla.
Pero qué sé yo. Fui muy abstracta y ahora no estoy más que resumiendome a lo concreto, a esto: al vaso de vino.
No quiero hablar de mis lirismos. Ni de sus lirismos. Ni de los de nadie.
Escribir un poema es encarnarse o esfumarse. No quiero que eso se me impregne ni quiero que se espante.
Yo, siempre tan efímera, busco lo estático. No, más bien, lo seguro.
Busco, quién sabe, que me pregunten: "¿llegaste bien a casa?".

miércoles, 9 de septiembre de 2015

Cristal y cenizas.

Llovía y sonaba Franz Liszt.
Estaba sentada en mi cama estéril mirando fijamente un panel blanco en el que algún momento alguna de mis yo decidió inscribir el final de The Raven de E.A. Poe: "Y mi alma, de la sombra que yace flotando en el suelo, no se levantará, nunca más".
Caigo en la cuenta de algo: nada de lo que soy es suficiente. Y en verdad, ¿qué soy?
Hay muchas voces gritando dentro de mi conciencia y ninguna es la mía. Mi vida transcurre entre liturgias pero en ninguna logro consagrarme. Porque así se siente el espacio cuando uno ya no quiere sentir: todo y a la vez, nada.
Me busco entre los cantos de los ahogados, me busco entre las risas festivas y joviales y sólo me encuentro en el eco de unos ojos melancólicos que siguen mis pies amarrados a las baldosas frías. Y así, con los tobillos ensangrentados, logro huir de aquella amalgama de tentaciones antropomórficas.
Me escondo tras un muro negro y beso el tiempo, que es tangible como el aire y el viento. Busco esa mirada que emana represión y martirio, sí, esa, la que me cita de madrugada en el espejo.
Y ahí está la chica de cristal. La encuentro débil arrodillada y temblando, enroscada entre cigarrillos consumidos por las ansias. Tiene una sonrisa agrietada, expectante ante un nuevo sentido (mueca que sólo gesticulan las criaturas rotas).
Abrirme al significado y que el significado se cierre sobre mí, verla mirándome y mirarme a la vez. Porque así se siente el espacio cuando uno ya no quiere sentir: ella y a la vez, yo.
Todo y a la vez nada.

lunes, 7 de septiembre de 2015

Año y medio.

"Todas las cosas que me regalaste, todas las cosas que algún día pudiste darme, están ahora en una caja buscando el sentido de porqué están guardadas.
Durante un tiempo ni siquiera era consciente de lo que significabas en mi vida. No, no hablo de un carácter fundamental, hablo de un eslabón perdido, complementario y no tan necesario, pero igualmente bonito. Eras un detalle, le dabas un poco de color a mis días. Y cuando te alejaste, y te llevaste todo aquello que me diste en su momento, me quedé sumida en una escala de grises, me quedé en ese recoveco del olvido en el que me dejaste.
Y quizás algún dia vuelvas, algún día el interés regrese y pienses "¿qué será de la vida de aquella idiota?" y vengas a mi casa y me encuentres convertida en otra. No dudo de que sea así, no dudo de que en algún momento voy a encontrar a alguien con el que sí me funcionen las cosas, no lo dudo en lo más mínimo, como ya te dije. Lo único que sos en mi vida es una suma de colores cálidos y sonrisas, como a la vez, colores fríos y lágrimas. Algún día se me pasará, en realidad, algún día ambos decidiremos que se me pase, yo por un lado, a través de la resignación, y vos, por el otro, a través del olvido.
Y cuando ese momento llegue, y vos seas olvidado, ya nada será lo mismo, ya no voy a sonreír al ver tu nombre, ni voy a sentir vértigo al verte, ni te voy a escribir, ni voy a cantarte o hablarte o leerte. Y ahí, la página del libro se pasa, una vez más y yo ya voy a estar perdida entre versos, imposible de encontrar e impertérrita a lo que tengas que decirme.
Claramente, esto sucedería en el caso de que estés seguro de que no querés nada conmigo porque como bien sabés, soy la que se aferra hasta la última promesa y esperanza, soy así, "de las buenas" ¿te acordás?
Y mientras vos te decidas, o mientras yo pueda aceptar la evidente decisión, mi vida va a pasar entre discos que me recomendaste, poesías que te escribí y en la esperanza que la vida me dá cada viernes y cada 28 y 14 del mes.
Te quiere.
Valentina."
29-4-14 (Un día después de mi cumpleaños nro 14)
Me sentiría orgullosa al decir que ese día le dí fin, pero en realidad, no estaba más que comenzando. Y recién ahora, después de más de un año y medio, puedo decir que logré pintar el diagrama con mis propios colores.
Los matices son míos.